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NFT: ¿ARTE DISRUPTIVO O ACTIVO TÓXICO?
NFT: ¿Disrupción en el Arte o Activo Tóxico?: Texto
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Todavía no terminamos de digerir el mundo de las criptomonedas, tan famosas que se hicieron en estos tiempos, que ya nos apareció otro concepto. Arte digital. Compras en millones de dólares de dibujos que parecen hechos con el Paint o algún otro programa de una Commodore de los años 80s. Exhibiciones virtuales en museos virtuales de obras de arte virtuales. Artistas que quizás jamás tomaron un pincel o un lápiz.
Bienvenidos al mundo de los NFTs.
Pero bueno, vamos paso a paso. Primero sepamos que es un N (Non) F (Fungible) T (Token). Simplemente es un registro único e irrepetible en una cadena de bloques. O sea, en una blockchain, el cimiento donde se construyen las criptomonedas. Pero, a diferencia del bitcoin o de otros criptoactivos, un NFT no puede intercambiarse con otro NFT como se cambia el dinero fiat (no, nada que ver con el fabricante italiano de autos) o las barras de oro. De ahi lo no fungible.
Pero cuidado, una aclaración necesaria. Un NFT puede ser tanto un activo virtual en si o la representación de otro activo, virtual o real. Puede ser un CryptoKittie o establecer que el dueño del NFT es propietario de una pintura de un artista muy famoso. En el primer caso es donde hablamos del arte digital, mientras que en el segundo, seria una representación digital de una escritura notarial. Aquí me ocuparé del primero de los casos.
Volviendo al principio, para el mundo del arte y especialmente para los artistas, los NFTs abrieron una enorme oportunidad, porque evita tanto la piratería digital así como los costos de intermediación. En definitiva, una relación de mercado directa entre creadores y compradores, oferta y demanda. Por eso, la explosión que estamos viendo.
Algunos números que demuestran ese crecimiento exponencial. En abril de este año, se pagó 1.3 millones de dólares por “The Pixel”, un NFT creado por el artista conocido como Pak. Y no es el mas caro. Un mes antes, “Everydays: The First 5000 Days” se remató en la suma de $69.3 millones de dólares. Si, casi 70 millones por un conjunto de unos y ceros. Y por afuera de los números, los NFTs ingresaron y pisan fuerte en el mundo del arte. Museos como el Hermitage, el MoMA o el British Museum realizaron exhibiciones virtuales o bien recurrieron a los NFTs para recaudar fondos.
Pero como todo, hay que ver el otro lado de la moneda. En primer lugar, y usando un término del mercado financiero, parece estarse creando una burbuja. Con la promesa de enormes ganancias en poco tiempo (¿recuerdan la fiebre de ICOs de los últimos dos años?), cientos y cientos de artistas se vuelcan a la creación de NFTs. Aparece la cuestión medioambiental (parecido al minado de criptomonedas). Y lo mas peligroso de todo. Son excelentes vehículos tanto para el lavado de dinero como para estafas de inversión y evasión impositiva.
Algunas reflexiones finales. Se sabe que los valores que se le dan a las obras de arte son totalmente subjetivos. Por “Comediante”, una banana pegada con cinta adhesiva a la pared, se pagaron ciento veinte mil dólares. Entonces, cual sería la cuestión si los NFTs en definitiva son otro soporte en donde desarrollar el arte, como un lienzo o una pared y una manera en si de comercializarlo. Pues bien, en mi opinión: 1) el mercado está totalmente sobre dimensionado, y mas temprano que tarde la burbuja explotará a la dotpuntocom, dejando en el camino un tendal de inversores y; 2) es mayor el riesgo que se utilice como un canal de actividades ilícitas que las criptomonedas, debido a su casi nula regulación. Por esto, no hay que dejarse llevar por el brillo ni por la ambición desmedida. El arte de los NFTs es demasiado nuevo (y riesgoso) para zambullirse en el sin el debido conocimiento de todos los riesgos y desafíos que se pueden enfrentar.
Este post constituye la opinión personal del autor, no constituyendo consejo financiero, legal, económico, de inversión o de ningún otro tipo.
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